El primer gran cofrade

Quisiera resaltar desde este humilde trocito de internet donde estamos los pata negra, a alguien que sin esconderse mostró sus gustos sin tapujos y que nunca fue ni juzgado ni criticado, si no todo lo contrario. Hablo de uno de tantos cofrades que ya se nos fueron, pero que nos dejo su legado para que hoy por lo menos podamos disfrutar y aprender de el.
Un valdepeñero de cuna y manchego por que así se expresaba, pero por sus venas corría sangre sevillana y así lo plasmo en sus magníficos versos. Para quien no lo sepa estoy hablando de Juan Alcaide, un ilustre de los que ha dado esta tierra y entre otras cosas cofrade, pues así lo expreso en sus versos, haya en 1942 después de vivir una Semana Santa en los años 40 en la madre y maestra, cuna materna que es Sevilla. Gracias a la Asociación de amigos que lleva su nombre, se edito el libro "Intimo Trébol" en el año 2001 compuesto por una trilogía: "Otra vez la campana", "Crucifixión ardiente en Sevilla" y "Pasión y soledad de Miguel Alvargonzález". El primero de ellos "Otra vez la campana" nos habla de Gálica y sus ciudades, los poemas son dedicados a los alumnos que el maestro Juan Alcaide tenia por esas tierras. Por otro lado "Pasión y soledad de Miguel Alvargonzález", nos habla de Antonio Machado, al que Juan Alcaide tenía como maestro.
Pero yo quiero hablar de "Crucifixión ardiente en Sevilla" donde nos habla de su sentimiento y vivencia en la semana santa a modo de poema y verso, Alciade los titula como 'Alba de lluvia' dedicado al Cachorro, 'Integro Amor' dedicado a la Esperanza de Triana, 'Dos de la Noche' y 'Voy...' Al Gran Poder, 'El Domador de Su Llama' al Señor de Pasión, 'Bello Morir' al Cristo de la Buena Muerte,'Sangre de Cirios' y 'La Petición del Nazareno Borracho' a los nazarenos, '¡...ESO!' y 'La Examinada' a la Esperanza Macarena y por ultimo 'La Noche Aqella' a San Juan evangelista.
Juan Alcaide en su introducción en este apratado del libro nos dice lo siguiente:

Ignoro si en estos férvidos apuntes -versos al temple, encandilados, ebrios- he podido desenraizarme integramente de lo que yo me creo con derecho a llamar gracia brutal de mi paisaje. Graciosa agracia, por lo menos. No sé, quizá no; y ese áspero latir, irremisiblemente unido a mis tobillos, se la causa de esa sorpreesa de trágico mareo a lo divino en que mi media sangre maternal se arremolina, hierve cuando respiro el aire de Sevilla; el ímpetu terrible de mi clima de nacimiento casi carnalmente espoleado ante la desnudez de la Giralda. Lo que si acredito con nobles livideces de soberbia, es que, buenos o malos, siempre apuntes, llevan en sí dos ambiciones, como en cruz. Estas: colmar la gloria pequeñita de esas Santas Mujeres a quienes besa...

Por no hacerme eterno, únicamente dejo uno solo de estos poemas que he comentado, en concreto el que esta dedicado al Señor de Sevilla....

VOY...

Un Gran Poder hay en mi vida,

un Gran Poder... crucificado.

Mi escoria es doliente nazareno

que le sigue los pasos.

Con la cara cubierta,

voy consumiendo el cirio de mi llanto.

Canta el gallo de Pedro en mi Giralda.

Clava mi Judas sus impactos.

Un Gran Poder hay en mi vida,

un Gran Poder... crucificado.

Mi maternal Sevilla está subiendo,

con lirios y claveles mi Calvario.

Hay un Cedrón -"Guadalquivir sonoro"-

que es síngulo en mi adiós: Viernes Santo.

Y un jazminero enfermo de saetas,

que precipita su embriaguez de mayo.

descorre su Verónica de aromas,

sobre la angustia de mis párpados.

Un Gran Poder hay en mi vida,

un Gran Poder... crucificado.

Toda la noche de luceros,

de manzanilla, de naranjos...,

me clava su celeste paganía,

me destartala los zapatos.

Mis tres potencias son de soles;

mi nazareno va borracho.

Tras de la inconfundible Madrugada,

van tres Marías, aguardando...

-Dios padre, imaginero de los Cristos;

¡abreme un San Lorenzo en mi costado!

Dar la gracias a Juan Alcaide ilustre cofrade, y amante de las cofradias de Sevilla, cosa que mostro sin ataduras y sin criticas de los mas tradicionalistas en nuestras costumbres.