La luna de parasceve deja un vago reflejo en la noche de Jueves Santo, eres Tu, Señor, la luz en la tiniebla a la que todo un barrio se aferra, es tu andar un leve susurro de poderío y Fe que dan la fuerzan a los corazones que te elevan el Jueves Santo. Así empezó nuestra historia, esa que se escribe cada día y la que se confirma bajo tu cruz el Jueves Santo, cuando el pueblo aclama Tu mirada que se apaga con el relente de la madruga.
A eso de las nueve ya esta tu gente, esa de la que esta dispuesta a llevarte a la gloria, con el discurrir cansino de tu caminar, que bien te llevan tus costaleros al compás del silencio y la lentitud de la capilla, por que fue debajo de tu cruz donde
se forjo el costal, y es ese día donde alcanza la cumbre y la excelencia, antes de todo eso, esa cuadrilla tuvo que vencerle la guerra al "Fausti", fue dura la batalla, y las heridas ya son de por vida, pero la gente que estuvo en el momento en que la historia se hizo grande, esta satisfecha no por salir victorioso, si no por que ya es inmune a cualquier paso y sobre todo que pertenece a la elite, a la elite ibérica del costal, y todo gracias a Ti, Señor de la Misericordia.
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